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El Cesar: Riqueza en la Diversidad y Dificultad para Construir un Proyecto ComĂșn

  • mjosecorr1110
  • 9 abr 2024
  • 4 Min. de lectura

Las voces del Cesar resuenan a travĂ©s de los cantos de sus pueblos campesinos, indĂ­genas y descendientes de esclavos africanos, que se unieron con el acordeĂłn europeo para darle un sonido Ășnico a la regiĂłn y al paĂ­s. Es difĂ­cil pensar en un departamento de Colombia donde confluya mĂĄs diversidad natural y cultural que en el Cesar. IrĂłnicamente, es precisamente esta diversidad transformada en diferencia, lo que define muchas de las desigualdades que ha vivido y vive hoy el departamento.  


La historia del Cesar es una historia de voces y culturas diversas pero segregadas, que, si bien se unieron en el Vallenato, no han logrado unirse para construir un proyecto comĂșn en el departamento. Como lo señala Mily Pardo, productora audiovisual, experta en feminismos negros y diĂĄspora palenquera, “para entender las desigualdades es importante remitirnos a una perspectiva muy atrĂĄs
  sobre todo, pensando en cĂłmo se organizĂł la sociedad a partir de la empresa colonial, que definiĂł quiĂ©n sĂ­ y quiĂ©n no era digno de ser ciudadano, y quiĂ©n tenĂ­a derecho siquiera a tener un nombre”. El resultado de esta y otras dinĂĄmicas histĂłricas, ha sido la conformaciĂłn de un departamento fragmentado y desigual. Desigual en el acceso a recursos y oportunidades, y desigual en aspectos tan bĂĄsicos como visibilizar, reconocer y engrandecer a sus raĂ­ces negras, indĂ­genas y campesinas. 


La geografía del Cesar es también reveladora de su desarticulación. Cada región del departamento enfrenta sus propias luchas y desafíos. En el norte, la vida se entrelaza con La Guajira y Venezuela a través de la majestuosa Serranía del Perijå. En el sur, vinculado con el Sur de Bolívar y Santander, sobresale la presencia afrocolombiana. Estas fronteras demarcan no solo límites geogråficos, sino también históricas batallas por la tierra y el agua. 


En el Cesar, como ocurre tambiĂ©n en otros departamentos del Caribe y de Colombia el agua, esa fuente de vida tan esencial, se convierte en el centro de un conflicto. Un conflicto que enfrenta los intereses de grandes cultivos, ĂĄvidos por acaparar este recurso, con los pequeños productores que luchan por acceder a Ă©l. Este desequilibrio refleja un problema mayor, epicentro de las desigualdades y conflictos en el Cesar: la tierra. Como lo recuerda Juan David Ruiz, artista, muralista y gestor cultural de Valledupar “las tierras, las oportunidades y la seguridad alimentaria del departamento estĂĄ en pocas manos, y en manos que no siempre estĂĄn interesadas en el desarrollo, si no es en su propio beneficio”. Vemos pues cĂłmo alrededor de la disputa por el control, acceso y uso de la tierra, se ha engendrado una realidad donde el paramilitarismo ha echado raĂ­ces, y donde los desplazamientos forzados de comunidades han sido una dolorosa constante.


En este contexto se ha dado la historia de resistencia de comunidades negras, raizales y palenqueras, y la lucha por la protecciĂłn de ecosistemas vitales en el Cesar, como La Zapatosa. MĂĄs allĂĄ de reconocer estas luchas, ÂżcĂłmo podemos transformarlas en posibilidades de cambio para la construcciĂłn de un futuro menos desigual?


Construir otras realidades


¿Cómo sería un Cesar donde las decisiones se tomen pensando en el bienestar de todos sus habitantes, donde el progreso sea medido no sólo en términos económicos sino también en términos de equidad y sostenibilidad?


Pensando en la respuesta a estas preguntas, nos damos cuenta de la importancia de que las soluciones partan de una visiĂłn compartida, de un proyecto comĂșn. Un primer paso para ello es reconocer y valorar la diversidad del Cesar como un pilar para su desarrollo. Esto implica no solo celebrar su riqueza musical, cultural y natural, sino tambiĂ©n integrar activamente esta diversidad en la planificaciĂłn y en la toma de decisiones econĂłmicas y sociales. Ejemplo de esto es implementar la reforma rural por subregiones, entendiendo las particularidades de cada contexto y comunidad.  


Destacamos tambiĂ©n la importancia de fortalecer la participaciĂłn ciudadana en el ordenamiento territorial y en la definiciĂłn de polĂ­ticas pĂșblicas. Esto significa crear espacios genuinos de diĂĄlogo y colaboraciĂłn donde todas las voces, especialmente para que aquellas histĂłricamente silenciadas, sean escuchadas y tenidas en cuenta. Un contexto donde esto es particularmente relevante es en la planeaciĂłn de la actividad minera en el departamento, la cual ofrece oportunidades para avanzar en el reto global de la transiciĂłn energĂ©tica justa. Pero, como nos lo pregunta AndrĂ©s Álvarez, economista e investigador de la Universidad de Los Andes “¿quĂ© es una transiciĂłn energĂ©tica justa? Para empezar, y como ya se ha reconocido ampliamente a nivel internacional, una transiciĂłn energĂ©tica justa es una que escucha a las comunidades, y no solo a los intereses de las compañías”. Volvemos asĂ­ a la idea de construir proyectos colectivos de desarrollo, que escuchen, que unan.  


Y para oĂ­rnos y unirnos, necesitamos confianza. De ahĂ­ surge otra necesidad profunda en este y tantos otros departamentos del paĂ­s: educarnos para la confianza y para paz. Como lo señala LucĂ­a Meneses, antropĂłloga e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz (Cesar) “en este departamento histĂłricamente conflictivo, necesitamos educarnos para la paz, no alrededor de los acuerdos de paz, sino desde la casa, desde cada uno de nosotros, desde las comunidades
 esta debe ser una formaciĂłn para todos, no solo para los niños”. 


Con procesos como este podemos imaginar un Cesar donde cada comunidad tenga voz en el diseño de su futuro, donde la educaciĂłn refleje y respete esta diversidad, y donde el arte y la cultura sean reconocidos como elementos esenciales para el tejido social. En el Cesar, y Colombia en general, necesitamos construir un proyecto de desarrollo comĂșn que trascienda las diferencias y aproveche nuestra diversidad como una fortaleza. Pensando en esta idea, Juan David Ruiz, con la potencia del lenguaje del arte, nos comparte esta ilustraciĂłn. ConĂłcela aquĂ­. 


Este artículo hace parte de una serie de 32 columnas que exploran la desigualdad en los 32 departamentos de Colombia. Los escritos son el resultado de un proceso de diålogo entre académicos, artistas y activistas de cada rincón de nuestro país. Para conocer mås sobre las publicaciones semanales del proyecto Diålogos Territoriales sobre Desigualdad y sobre nuestro centro de investigación comunitaria, síguenos en IG @reimaginemos.colombia o X @reimaginemos.


Coautores: Andrés Álvarez, Economista e Investigador Universidad de Los Andes; Lucía Meneses, Antropóloga e investigadora, Universidad Nacional Sede de La Paz, Cesar; Mily Pardo Piñeres, Socióloga y productora audiovisual, experta en feminismos negros y diåspora palenquera; Juan David Ruiz, artista, muralista y gestor cultural, Fundación Felices Kon Poco.


Editora: @Allison_Benson_. Investigadora y Directora de Reimaginemos


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