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30 razones por las cuales estamos hablando sobre desigualdad


Las desigualdades en nuestro país son profundas; y a pesar de esto, poco hablamos sobre ellas, pues al igual que otras realidades insólitas, se han convertido en parte de nuestro paisaje. Los desafíos de la pandemia y el estallido social de los últimos meses nos han dejado en claro que estas desigualdades que nos parecían tan naturales no son naturales, ni son sostenibles. Estamos en un momento ideal para cuestionar las realidades aprendidas, y para atrevernos a re-imaginar otras.

Re-imaginemos es un proyecto colectivo que nace como producto de esta reflexión. Partimos de reconocer que, para hablar de desigualdad, necesitamos hablar de desigualdades, pues las desigualdades tienen muchas formas, y se refuerzan unas a otras. Identificamos así, 30 formas de desigualdades, que se convirtieron en 30 razones para dialogar. Para este diálogo conformamos un grupo tan diverso como nos fue posible. Somos más de 150 personas, de 23 departamentos y 35 profesiones. Entre ellas, somos 95 mujeres, 19 expertos con estudios de doctorado, 27 líderes sociales y 30 artistas, casi todos menores de 35 años. Para cada una de las 30 formas de desigualdades, organizamos un conversatorio, escribimos una columna investigativa y creamos una intervención artística, porque creemos que el arte es una herramienta que nos permite reflexionar y conectarnos con otros, con nosotros mismos y con nuestra historia compartida.

A continuación, enunciamos las 30 razones por las cuáles estamos hablando sobre desigualdades. Cada lunes, durante las próximas 30 semanas, publicaremos una columna discutiendo más a fondo cada una de las razones. Esperamos que estas reflexiones sirvan como una invitación para que, como país, re-imaginemos caminos de equidad.

Estas son 30 razones por las cuales estamos hablando sobre desigualdades en Colombia:

…porque llegamos a un punto donde la riqueza de los 200 hombres más ricos del mundo es mayor que el PIB de todo África. Y tristemente, Colombia sobresale dentro de este mundo tan desigual como uno de los países con la peor distribución de ingresos.

…porque no tendremos paz si no reducimos las desigualdades. Las desigualdades originaron nuestro conflicto, y nuestro conflicto no nos ha dejado reducir las desigualdades.

…porque seguimos creyendo que “el que quiere, puede”. Reproducimos en nuestro día a día mitos que normalizan y sostienen las desigualdades.

… porque nuestro sistema de educación reproduce las desigualdades en vez de contrarrestarlas. Coexisten el sistema público y el privado como dos mundos desiguales y desarticulados que, además, no nos están educando ni para cuestionar ni para generar cambios.

…porque ser mujer aún implica asumir cargas de cuidado invisibles y desiguales. Implica ser vulneradas, ganar menos y ser menos escuchadas.

…porque tener un trabajo digno, estable y bien pago es un privilegio de pocos.

…porque las desigualdades políticas preservan las demás desigualdades. Clanes políticos y una política tradicional cerrada legisla y gobierna reproduciendo privilegios para pocos y excluyendo de oportunidades a muchos.

…porque la diferencia entre vivir en Bojayá o vivir en Bogotá determina nuestras oportunidades y calidad de vida. Las desigualdades territoriales se vuelven desigualdades entre personas.

…porque existe desigualdad hasta en el tiempo libre y el acceso al ocio que tenemos. La mayoría de colombianos estamos sobreviviendo, no viviendo.

…porque nuestra sociedad se fundamenta en privilegios atravesados por la segregación de razas, dejando a los afros e indígenas con poca representación y pocas oportunidades.

…porque incluso las formas de movernos responden y reproducen las desigualdades. Nuestras ciudades están diseñadas para hombres ricos que se movilizan en carro.

…porque nuestro acceso al sistema de salud y la calidad de la atención que recibimos depende de los ingresos que tenemos y de si vivimos en una zona rural o urbana.

…porque de todas las desigualdades, la del acceso a la tierra es de las más problemáticas. Genera el despojo, el conflicto y la pobreza que no nos dejan transformar el campo.

…porque si tienes una identidad de género y una orientación sexual diversa vas a ser discriminada y violentada.

…porque nuestro sistema pensional aumenta aún más las desigualdades. Compiten el régimen público y el privado, y se termina pensionando a unos pocos, dejando sin protección a la mayoría.

…porque el cambio climático está aumentando las desigualdades. Nuestra forma de producir y consumir, sobre todo en los países más ricos, pone en riesgo la vida de comunidades costeras, seca nuestras tierras y contamina nuestras aguas.

…porque incluso el acceso al espacio público es un escenario de desigualdades y de lucha por el diario.

…porque no hemos parado a preguntarnos cómo se sienten las desigualdades en nuestros cuerpos y cómo éstas afectan nuestra capacidad de soñar, de ser, de luchar.

…porque no sabemos usar nuestros impuestos para reducir las desigualdades. Cobramos al que tiene poco, le damos exenciones al que tiene mucho, y los recursos recolectados no llegan a los territorios que más los necesitan.

…porque el acceso a la información es un privilegio. El ejercicio periodístico es desigual, sobre todo para los periodistas locales, y esto les impide cumplir su rol de denunciar y visibilizar las problemáticas.

…porque la tecnología, a pesar de abrir oportunidades, también es una fuente de exclusión.

…porque estamos en una lucha fallida contra el narcotráfico. Las economías ilegales desangran territorios enteros y aumentan las desigualdades, al tiempo que ignoramos alternativas reales, como la legalización.

…porque persisten desigualdades en las oportunidades de emprendimiento y producción. Las estructuras del mercado, las leyes, y la forma en que consumimos premian a las grandes empresas y castigan a las pequeñas.

… porque hasta en la forma como cuidamos el medio ambiente generamos desigualdades. Estamos desconectados y desconocemos cómo preservar nuestros recursos y territorios sin excluir los saberes y a las comunidades que saben cuidarlos.

…porque la oportunidad de vivir del arte es un privilegio y las desigualdades que enfrentan los artistas limitan el uso del arte como una herramienta para generar oportunidades, empatía y comunidad.

…porque las desigualdades entre países siguen creciendo. Mientras que en 1960 el país más rico del mundo era 32 veces más rico que el país más pobre, para el año 2000 ya era 134 veces más rico.

…porque existen desigualdades hasta en la salud mental. Ignoramos su importancia para nuestra calidad de vida, la estigmatizamos, y las oportunidades para acceder a tratamientos son desiguales.

…porque excluimos al migrante, lo vemos con ojos prejuiciosos e invisibilizamos sus necesidades más básicas y sus derechos fundamentales.

…porque el acceso a la justicia sigue siendo un privilegio de pocos. No escuchamos ni reparamos a las víctimas, a las mujeres. No hemos roto las barreras que permiten que el sistema de justicia reproduzca desigualdades.

…porque existen desigualdades hasta en la alimentación. El acceso a comida suficiente y nutritiva depende de nuestro ingreso y de la educación que tenemos.

…porque si seguimos ignorando todas estas desigualdades se nos estalla la bomba social.

Construir un país menos desigual no es tarea fácil, y ciertamente estamos aún lejos de lograrlo. No obstante, uno de los primeros pasos en ese camino es reconocer que existen desigualdades, muchas, muy variadas y muy profundas.

Extendemos esta invitación al diálogo para que, en conjunto, pongamos el foco en cuestionar y transformar las realidades desiguales que nos hemos acostumbrado a aceptar en este país que reclama un cambio. Las realidades son construidas. Las desigualdades no son inquebrantables. Nombrarlas y hablar sobre ellas es el primer paso que nos permitirá re-imaginarlas.

¿Y tú, qué Re-imaginas?

Cuéntanos en reimaginemos.co, en IG @reimaginemos.colombia o Twitter @reimaginemos.

Coautores: colectivo Re-imaginemos

Editora: Allison Benson

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